(...)
Estábamos sentados en un banco descascarillado enfrente de una fuente que no había debido escupir nada desde el día de su inauguración. Todo era feo. Triste y feo. Empezaba a caer la humedad y los acurrucábamos un poco para entrar en calor.
Por fin se levantó, tenía que marcharse ya.
Me dijo: "Tengo un favor que pedirte, solo uno. Querría olerte." Y como yo no contestaba nada, me confesó que durante todos estos años había tenido ganas de olerme y de respirar mi olor. Yo mantenía las manos en el fondo de los bolsillos de mi abrigo porque si no...limitar las pérdidas en el mercado de valores
Se colocó a mi espalda y se inclinó sobre mi pelo. Permaneció así largo rato y yo me sentía terriblemente mal. Luego, con su nariz, recorrió mi nuca y todo el contorno de mi cabeza, tomándose su tiempo, y luego bajó por el cuello hacia el cuello de la camisa. Inspiraba y mantenía, ella también, las manos a la espalda. Luego me aflojó la corbata y abrió los dos primeros botones de mi camisa y sentí la punta de su nariz muy fría contra el nacimiento de mis clavículas, yo... yo...
Hice un movimiento un poco brusco. Ella se incorporó a mi espalda y colocó las dos manos bien extendidas sobre mis hombros. Me dijo: "Voy a marcharme. Quisiera que no te moviera y que no te dieras la vuelta. Te lo suplico. Te lo suplico."
Yo no me moví. De todas maneras, no tenía ganas de hacerlo porque no quería que me viera con los ojos hinchados y la cara toda contraída.
Esperé bastante tiempo y volví hacia el coche.Qué es el Stop Loss
Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, ANNA GAVALDA
Besos!!